Es en el siglo XIX en el
momento en el que nace un nuevo movimiento dirigido a renovar el sistema
educativo de los tiempos. A éste se le puede conocer como “Escuela Nueva” o
“Escuela Activa”. Algunos de los principales precursores de este periodo o
movimiento son Rousseau, Pestalozzi y Froebel.
Es en este modelo dónde el profesor
pasa de ser el protagonista de la escuela tradicional a tomar el papel de intermediario
entre maestro alumno, facilitando así el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Tres de las principales
características de lo que definíamos anteriormente como “Escuela Nueva” son:
- Respeto a los intereses del alumno.
- Motivar el aprendizaje individual.
- Consideración del proceso de aprendizaje, no sólo como simple transmisión de conocimiento, sino también como resultado de la actividad del alumno.
En la actualidad, ha surgido
la necesidad de adquirir los principios de la “Escuela Nueva”, pasando de un
“magistrocentrismo”, donde el maestro era el protagonista, a un
“paidocentrismo”, otorgándole el lugar y centralidad al alumno.
En uno de los últimos estudios
de la UNESCO podemos encontrar lo siguiente:
“Con carácter general, el papel del enseñante
tiende a modificarse en la medida en que la función magistral de transmisión de
los conocimientos viene completada por funciones de diagnóstico de las
necesidades del alumno, de motivación y estímulo para el estudio, de control de
la adquisición del saber”.
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